viernes, 25 de noviembre de 2011

Para que nos nos roben más pasta, ...también!!

No se si cuando esta columna se publique nos habrán vuelto a bajar el sueldo, o suprimido alguna paga o esos "complementos" sin los cuales el concepto sueldo pierde su verdadero significado. No se cuantos interinos más se quedarán sin trabajar y cuantos jóvenes titulados no podrán acudir a las convocatorias de oposiciones. Si eso pasa, se hará con la legitimidad que otorga la democracia formal: el apoyo en las urnas. No se tampoco cuantos lectores de esta columna se consideran progresistas o de izquierdas, aunque tampoco me puedo imaginar a un educador que no se apasione por el cambio, la renovación, el desarrollo de los pueblos, la crítica social, el pensamiento libre. Por eso me encuentro algo confuso: educamos a los que votan, y a los padres de los que votan. ¿Qué les estamos enseñando? Me he encontrado a gente muy pobre maldiciendo al inmigrante cuando se lo tropieza en el metro. Les he escuchado declarar que eso del nacionalismo es la peste. Y cuando quieren insultar pueden recurrir la palabra comunista. No diré que la culpa de la idiotización generalizada venga de la esuela. No digo eso. Pero me pregunto qué herramientas conceptuales y procedimentales activan los curricula escolares. La capacidad de ser sujeto, la capacidad para tomar en nuestras manos los destinos de nuestras vidas, la lucidez, la sabiduría, el pensamiento crítico, todo eso que alimenta la conciencia crítica y la inteligencia, todo eso, digo, debe cultivarse en la escuela. Es nuestra obligación como servidores del pueblo: educar; educar de verdad, educar contra el proceso creciente de idiotización social. Yo lo aprendí de Freinet, y lo subrayó Gonzalo Anaya: no se puede ser progre en la calle y carca en el aula; no se puede ser un renovador en el aula y un conservador en la calle. Hay que estar en los dos frentes a la vez. Primero, por los niños y las niñas, que han de crecer sabiéndose con capacidad para pensar un mundo mejor y más justo. Pero también, si queréis, para que no nos roben más dinero del que ganamos con nuestro trabajo.

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